Cine, estudios culturales, geografía, giro afectivo, teoría de género, todos estos elementos confluyen en Geografías Afectivas, Desplazamientos, prácticas espaciales y formas de estar juntos en el cine de Argentina, Chile y Brasil (2002 – 2017), el libro de la investigadora Irene Depetris Chauvin publicado en el 2019.
En Geografías Afectivas, Irene Depetris Chauvin nos convida a hacer un viaje, un viaje social y afectivo por películas del Cine Latinoamericano de comienzos de los 2000 hasta el presente. La bitácora de este viaje marca un itinerario signado por experiencias estéticas, sensoriales y afectivas que habilitan nuevos imaginarios geográficos y políticos, entendidos como nuevos modos de ser/estar juntos. Las películas tomadas por Depetris explotan las dimensiones táctiles de las imágenes, desarrollan sus propios desplazamientos y dinámicas espaciales. En este viaje, son las películas (y no las teorías) quienes tienen la voz de mando. El objetivo: pensar desde y con el cine.
“La experiencia táctil e íntima nos abre a una experiencia tanto de un estar en el mundo en el presente como a un viaje a nuestra memoria sensorial e histórica común”
Depetris se enmarca en una tradición que entiende el cine como “sitio privilegiado para explorar las dimensiones experienciales y somáticas”. Es decir: busca salir del análisis de la representación para embarcarse en un estudio que privilegia los sentidos, las intensidades, las atmósferas auditivas, la preeminencia de lo háptico, entendida no sólo como la exaltación del sentido del tacto, sino también en términos kinestésicos: la capacidad de sentir nuestro propio cuerpo y sus movimientos. En esa experiencia el espacio cobra un rol central. El cine o la imagen movimiento, dice Depetris, tiene la capacidad de habitar y atravesar los espacios, al igual que de reinventarlos. El estudio de la espacialidad no es meramente otro objeto formal del estudio cinematográfico, expandir el estudio de las dimensiones espaciales habilita el encuentro con dimensiones afectivas, estéticas, políticas e históricas. Ya sea desde la reconstrucción de espacios conocidos, anclados en nuestras memorias afectivas, como son los balnearios turísticos de la costa argentina en Balnearios (2002). También puede ser el recorrido por territorios atravesados por crisis ambientales o económicas en Sertão de Acrílico Azul Piscina (2004) o en Tres semanas después (2010), película que realiza un itinerario por espacios “espectrales”, territorios destruidos por una geografía sísmica. O como La forma exacta de las islas (2012) documental donde las Islas Malvinas se presentan como un espacio intensivamente afectivo que presenta el duelo y la pérdida como una forma de intimidad compartida, aquí es donde el cine construye a partir del imaginario geográfico “nuevos modos de estar juntos”. Los movimientos y los desplazamientos también configuran nuevos imaginarios geográficos, la errancia y el merodeo son modos de habitar el espacio que demarcan nuevas territorialidades. Esto Depetris lo analiza en películas de Gustavo Fontán como La orilla que se abisma (2008), El rostro (2013) y El limonero real (2016), que explotan dimensiones táctiles y sensoriales para “redibujar la geografía afectiva del litoral”. En el análisis de documentales de Raúl Ruiz y Patricio Guzmán, Irene piensa cómo se “espacializa” la memoria de la dictadura y el trabajo del duelo, aquí la melancolía funciona construyendo comunidades que trabajan la reparación colectiva, es decir, el afecto melancólico puede movilizar la conquista de cambios y reescrituras de la historia.
Escribir de cine desde la academia e incorporar a los afectos parece un encuentro, si no improbable, al menos tortuoso. La academia suele enseñarnos a desenvestirnos de emociones y a ir en búsqueda de la elusiva objetividad. Encontrar investigadorxs que logren saltar las barreras de la objetividad para incorporarse en la experiencia estética sin por eso renunciar a la precisión en los términos, al detalle en la visión y la exigencia de la demostración, es un hallazgo placentero. Este libro, como buena escritura rigurosa de trabajo académico dice lo que hace, pero también encuentro, en ese híbrido que habilita la escritura crítica cuando es un acto creativo, que hace lo que dice: incorpora sus afectos en sus lecturas, recorre y mapea la cinematografía con la desenvoltura del habitar los espacios del placer.
Publicado en 2019 por Latin American Research Commons. Puede descargarse gratuitamente aquí o adquirirse por Amazon en versión papel.
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