
Tiranos de la mejora
Por Lucía Requejo
Internet ya no es el internet de sus comienzos, donde las computadoras personales de escritorio bautizaban una habitación de la casa; ya no es el internet de los chat rooms, donde la novedad y el peligro eran el desconocido en potencia. Hoy la personalidad virtual exitosa es el influencer, que sigue manteniendo ciertas condiciones de producción de una celebrity: posee ciertos bienes (y no necesariamente económicos) que lo hacen por lo menos digno de ser visto por el resto de los mortales. Algunas veces es un talento, y otras es una capacidad oratoria pertinente para transmitir superioridad moral basada en la experiencia. Sin caer en la famosa configuración de la edad dorada, o como dice el inconsciente colectivo, “todo tiempo pasado fue mejor”, me interesa preguntarme acerca de cierta nueva subjetividad que traen consigo los influencers, nuevas reglas que apuntan a una nueva relación con el yo, no como algo oscuro, enigmático e inconmensurable sino como tangible, necesario, verdadero y sobretodo, asequible.