Poco más de un año después del final de la serie se estrenó la película The End of Evangelion. La página de Wikipedia dice que es un “final alternativo”, lxs espectadorxs suelen decir que en lugar de aclarar una explosión de imágenes e ideas que aparecían en el cierre de la serie, solo confundió más. Lo que se saca en limpio es que vuelve sobre los hechos del final, y muestra lo que sucedió con lxs personajes cuyas historias habían quedado un tanto inconclusas; entre ellas, claro está, la de Asuka. Ante la catástrofe mundial, la invasión definitiva, Asuka, en un estado de salud muy débil, tal como había terminado, es obligada a pelear. En el fondo de un lago, dentro de su cabina, acurrucada como en la imagen anterior, se repite “No quiero morir, no quiero morir”. Hasta que, en un momento, lo grita. Y se lo cree. Entiende que su estar en la máquina es su comunión con su madre, y renace. Pelea como nunca. Reconoce su poder (literalmente, en voltios) y destroza a sus oponentes, bañándose en su sangre, tan roja como ella. Pero una movida “imprevista” la derrota, todos los malos reviven, y se la comen viva en la escena más gore de la película. Las comillas son porque –me atrevo a decir– esa derrota parece responder más a una exigencia narrativa, de construcción del héroe, en tanto la “batalla definitiva” es siempre la que da él, hacia al final, para constituirse. Es difícil pensar a Shinji como héroe –dado que parece nunca terminar de entender cuál es su función y pasa mucho tiempo lamentándose por eso–, pero lx espectadorx sabe, intuye, adivina, que la movida final tiene que ser suya, y no de Asuka. Por razones que no aparecen, igualmente, lxs únicos que sobreviven a la hecatombe son ellxs dos.