Desde la alternativa del fracaso es posible revisar a la familia (y a los vínculos en general) con otra lente, una que permite nuevos modos de relacionamiento que, como señala Halberstam, son modos queer de enfrentar la vida. Desde esta óptica, dice Halberstam, hay desobediencia, hay cuestionamiento a la corrección política. Esa misma desobediencia que veíamos en la construcción híbrida de los personajes tiene su correlato en el olvido, el fracaso, la estupidez, que se van configurando como respuestas a las nociones del Saber, el Dominio y el recuerdo entendidas como las estructuras hegemónicas del saber contemporáneas. Como señala el autor: “bajo ciertas circunstancias, fracasar, perder, olvidar, desmontar, deshacer, no llegar a ser, no saber, puede en realidad ofrecernos formas más creativas, más cooperativas, más sorprendentes de estar en el mundo”.